Fútbol: El deporte como espejo y escaparate social
SOCIOLOGÍA DEL DEPORTE
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El fútbol es un fenómeno social, un espejo que refleja las características sociales de la época y de la población que participa en él. |
El fútbol es un deporte
de masas, en él podemos encontrar una interacción de todos los estratos de la
sociedad dentro de un espacio reducido. De esta manera, nos sirve como espejo
social y, además, puede resultar una herramienta fundamental para la transmisión
de valores, tanto para los más pequeños como para el resto de la comunidad.
Hoy en día, el
fútbol tanto en sus categorías amateur como en las ligas profesionales presenta
una crisis de valores sin precedentes. Una de las principales problemáticas de
los últimos tiempos ha sido la creciente violencia en los campos. Desde hace unos
años, hemos observado multitud de vídeos que representan escenas racistas,
insultos, violencia física... muchos de estos episodios con menores de
espectadores o incluso participando. Es preocupante, el deporte en general es
una herramienta magnífica para la transmisión de valores como el compañerismo,
el esfuerzo o la lealtad. Sin embargo, y aunque el fútbol sigue siendo un espacio sano para muchos y muchas jóvenes, tiene que convivir
con una mancha cada vez más visible de problemáticas como la violencia ultra
o el racismo.
Profundizando
en la reflexión, nos encontramos con un deporte afectado desde sus bases hasta
las esferas más profesionales por un machismo transversal. El espacio
futbolístico es exclusivamente masculino, tanto en el campo (jugadoras,
arbitras, personal técnico...) como en las gradas, la presencia de mujeres es
menor. Esto se reproduce a través de la exclusión y la discriminación de las
mujeres en todos los ámbitos. Podemos encontrar una gran diferencia salarial, una falta de medios técnicos y una cobertura mediática por parte de la prensa deportiva que ignora al sector femenino (cierto es que este problema pasa en todos los deportes masculinizados). Por
otra parte, los valores patriarcales ligados a la competitividad, la agresividad y la confrontación física son acentuados dentro del contexto
futbolístico, siendo uno de los puntos a tener en cuenta para explicar las cuotas tan altas de violencia, intolerancia e insultos. Además, los
valores patriarcales no solo afectan al género femenino, ya que si planteamos
la simple pregunta: ¿cuántos jugadores homosexuales conocéis? El silencio es
atronador. Si bien es cierto que como he dicho antes esto es extrapolable a
muchos otros deportes, pero siendo el fútbol un escaparate y un espejo de
nuestro contexto social ¿Qué tipo de sociedad somos dónde el deporte mayoritario
ejerce un rechazo absoluto frente a la diversidad sexual y una discriminación
hacia el género femenino?
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Manifestación en Madrid contra las casas de apuestas |
Por otra
parte, encontramos otra problemática perteneciente al fútbol de élite. Los
grandes equipos de primera división representan unas instituciones que han
dejado de ser entidades deportivas ligadas a un barrio o ciudad, para
convertirse en una mercancía dentro del gran mercado del fútbol moderno. Los
valores deportivos y éticos se quedan en un segundo plano, dando paso a la
lógica económica como gestión principal; Fichajes millonarios, blanqueo de
dinero, publicidad masiva de casas de apuestas... todo vale con tal de ganar
dinero. La mercantilización absoluta del fútbol es un problema grave, puesto
que un espacio comunitario con un gran potencial para crear espacios de entendimiento se ve engullido por las frías lógicas del mercado.
De esta
manera, la imperante lógica económica ha atraído hacia este deporte la
corrupción y el poder. Los palcos de los grandes clubes son zonas recurrentes
de las personas más poderosas de la ciudad o del país. Son círculos exclusivos
donde se entretejen grandes contratos y se relacionan las personas con poder.
Una vez más el fútbol nos sirve de espejo social, y la separación entre el
palco y la grada simboliza a la perfección la polarización de esta
sociedad neoliberal.
En España,
sumado a todas estas problemáticas globales del mundo del fútbol, nos
encontramos con un claro apoyo institucional de la Liga y diversos clubes hacia
la ideología de ultraderecha. El propio presidente Javier Tebas ha reconocido
abiertamente su afinidad al falangismo (ex-miembro de Fuerza Nueva y votante de
VOX). Que el franquismo sigue presente en muchas instituciones de este país
incluido el congreso de los diputados no es nada nuevo. Sin embargo, me
gustaría advertir sobre lo grave que puede ser que institucionalmente se apoye
y a su vez se penalicen abiertamente las críticas hacia el fascismo (como la protesta
hacia Zozulya) jugador de ideología fascista, y, sin embargo, no se haga nada frente a los cánticos racistas o las banderas de ideología neonazi presente en muchos estadios. El último
escándalo de la liga española lo ha protagonizado el Granada, el cual ha
despedido a su portero Unai Extebarria por posicionarse a favor de los
condenados de Alsasua. El fútbol en
España lanza un mensaje claro desde sus instituciones: El fascismo es
aceptado y, además, protegido.
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Samuel Eto'o abandonando el campo a causa de insultos racistas |
Asimismo, como
se ha dicho al principio del artículo, el fútbol es un espejo y a su vez un
escaparate de valores. Nos encontramos, con unos jugadores que no expresan sus opiniones
o que cuando lo hacen son castigados si no concuerdan con los ideales de la
Liga. De esta forma, el prototipo de jugador que
muchos niños o niñas tienen como figura ejemplar es la de un jugador alejado de
las problemáticas sociales, millonario, con pocos estudios, que anuncia casas
de apuestas y obsesionado con la estética. Hablo de jugadores porque
directamente las figuras femeninas quedan excluidas. Hace tan solo unos días los jugadores de la NBA estuvieron a punto de cancelar la competición
posicionándose en contra de los abusos policiales hacia la comunidad negra en
su país. Aquí, en España, cuando un jugador ha querido irse del campo harto de
escuchar como le llamaban "mono", los propios compañeros en vez de
apoyarle intentaban convencerlo para que siguiera jugando, las diferencias son
obvias. De este modo, las problemáticas presentadas son grandes y con
instituciones fascistas y sin escrúpulos las dificultades se agrandan. No obstante, a
través de la concienciación, de la implicación de los jugadores, los
aficionados y de propietarios moralmente concienciados se pueden enfrentar y
solventar. El fútbol es una gran herramienta de comunidad, un espacio para
formar en valores a los niños y adolescentes, yo mismo he practicado este
deporte durante 8 años, me aportó cosas buenas, otras malas, pero sin duda
ganaron las primeras. En conclusión, un espacio social es dinámico y se
caracteriza por cómo es vivido y comprendido, si el deporte es entendido a
través de la solidaridad y la tolerancia nos ayudará a mejorar como
sociedad, si es entendido como un negocio o a través de ideologías de extrema
derecha se convertirá en una cárcel.
interesante abordaje del asunto, el encanto deprotivo y comunitario del futbol se pierde cuando hay de por medio esos enormes intereses politicos y economicos, pero eso es inevitable cuando se habla de ligas , siempre va a ser asì desde que hayan aficionados manipulables por el falso lema de "pasion de futbol"
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