El agua: lo social y el mito

Portada promocional de la película El Agua (2022)

El Agua (2022), dirigida por Elena López Riera, una de las películas que más me han sorprendido y gustado de este pasado año. Veamos que tiene de interesante este film.

Junto con Alcarràs (Carla Simón) y Cinco Lobitos (Alauda Ruiz de Azúa), esta peli confirma que el 2022 ha sido un año de surgimiento/consolidación de mujeres directoras que otorgan relatos con una visión naturalista e innovadora, un soplo de aire fresco.

La película El Agua nos traslada a la Vega Baja del Segura, en Alicante, cuya capital es la ciudad de Orihuela. La historia contada juega con el enclave de manera constante. Es un personaje más. En realidad, el relato evoca hacia una visión de realismo mágico sobre dicho lugar.

Existe una leyenda en el pueblo; algunas chicas desaparecen cuando llegan las inundaciones y el río Segura se desborda (la lluvias torrenciales e inundaciones son algo habitual de ese enclave mediterráneo). Este hecho que, en realidad, es catastrófico para la población cada vez que ocurre, esconde detrás un mito: las chicas jóvenes pueden verse hechizadas por el río, tienen “el agua adentro”, cuentan las más mayores del lugar. Algunas incluso lo explican y detallan: El río las reclama bajo este hechizo suicida, pero cuando ellas le rechazan la lluvia cae y el Segura inunda la Vega Baja.

Este sería el contexto de la película que, en realidad, gira alrededor de una familia de mujeres: hija, madre y abuela. Las tres tienen sus fantasmas presentes, futuros y pasados, relacionados con sus relaciones sentimentales, la mirada del pueblo sobre ellas y el juzgar de una sociedad patriarcal sin piedad sobre las mujeres independientes y fuertes.

La protagonista es una adolescente llamada Ana (Luna Pamies), que vive con su madre y con su abuela. Las tres mantienen un bar de las afueras del pueblo. La madre y la abuela viudas y la adolescente sin figura paterna son vistas por sus vecinos como “malditas” y peligrosas. Sutil y fascinante como la directora transmite esa sensación de rechazo social simplemente por no tener una figura patriarcal a su lado.

Como decía, Ana es una joven que en plena adolescencia busca un sentido existencial a su vida. El lugar donde vive la atrae y la repele con la misma intensidad. El hedonismo, el alcohol, las drogas, el amor de verano… Todas estas dimensiones se entrecruzan en su vida. Conoce a José, un joven del pueblo también con muchos fantasmas a sus espaldas, ambos se enamoran, pero los prejuicios de la gente siempre les sobrevuelan.

No quiero contar más sobre la película porque vale la pena verla sin spoilers. El agua es una historia narrada de manera singular desde un naturalismo que me encanta, una mirada feminista que otorga aire fresco al cine masculinizado hasta la saciedad y un realismo mágico que entremezcla el mito con la dimensión social cotidiana.

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