Comanchería y la venganza de clase
Comanchería y la venganza de clase
Fotograma de la película Comanchería (2016). |
La crisis de 2008 arrasó con Estados Unidos, un país que ya no levantaría cabeza y
que se encuentra cercado por sus peores fantasmas en la actualidad. El gigante
norteamericano es el paraíso del capitalismo, pero también su más claro espejo
de lo que nos puede deparar, en no muchos años, la deriva de este sistema; unas
inercias sociales que se asemejan inquietantemente a ese apocalipsis de las novelas
de Octavia E. Butler en su saga de Las parábolas.
Existe
una historia que capta bien las esencias temporales descritas en el párrafo
anterior. No es otra que la narrada en la película Comanchería (2016), dirigida
por el bueno de David Mackenzie, el cual nos traslada al corazón de Texas. Pero
más bien, lo que hace es escupirnos dentro del corazón de la precariedad que el
sistema capitalista vierte sobre la tierra árida del sud de Estados Unidos.
“Dos
hermanos contra el mundo
Retales
de una vida
Un
sistema moribundo
Comanchería,
comanchería
Dos
hermanos contra el mundo
El
tendero, la pequeña burguesía
Violencia
proletaria, apoyo mutuo,
Comanchería,
comanchería”.
Así
rapeaban Los Chikos del Maíz sobre esta película, porque, aunque es un Western,
también es cine social: un cine social que cuenta la historia de los de abajo, siempre
chafados por los ricos que, después de flexibilizar la economía a todos los niveles con el objetivo de debilitar a la clase trabajadora, utilizando su ya sabida
soberanía económica, cultural, política y violenta. Trasladan sus flujos de
capital por todo el mundo, de un mercado a otro, de unos fondos de inversión a
otros; invirtiendo en guerras, en minas, en otra catástrofe climática, buscando
siempre el aumento de beneficio. Y de paso, apuntalando un sistema que desahucia
a la gente a diario, quitándoles sin pestañear lo que les ha costado ganar
durante toda una vida con sudor, sangre, barro, dolores de espalda, analgésicos
y trabajo asalariado, que seamos francos, es el nombre del trabajo esclavo en
el capitalismo.
Así
que en esas estamos, y estas condiciones pues por supuesto son ideales para una
película del salvaje oeste, donde la violencia está a la orden del día y donde
muchas veces lo que separa a dos personas de matarse es, simplemente, meter el
dedo en el gatillo. Porque la tierra ya no es suya. Antes era de los indios indígenas,
luego pasó a ser de los europeos anglosajones y ahora, la tierra es de los
capitalistas y sus bancos.
De
eso va Comanchería, de la venganza, que lejos de ser de clase, se vuelve una
venganza de dos forajidos hermanos que quieren devolvérsela al banco que les ha
quitado todo, acorralando a su difunta madre con una hipoteca fraudulenta,
hasta que murió, porqué, además, en los terrenos del rancho donde se criaron hay
petróleo. Y los capitalistas si tienen que elegir entre un poco más de
beneficio y una vida o millones (el número les da un poco igual), siempre
eligen el beneficio.
Y
la policía de Texas, aun sabiendo que la crisis ha barrido con lo poco que
quedaba de este estado, buscan a los dos hermanos ladrones de bancos, porque es
su trabajo, le pese a quien le pese, proteger y servir a los dueños del
capital. Puede que también al ciudadano de a pie, formalmente, pero ante todo
lo primero.
Así
que esta historia de dos hermanos que atracan bancos y dos policías que les
persiguen, se vuelve, una vez han pasado 8 años de su estreno, más vigente que
nunca. Pues el capitalismo avanza sin descanso hacia inercias cada vez más
deshumanizadoras y la clase trabajadora, vuelve al salvaje oeste, donde la
violencia cada vez es más palpable, una violencia que sale del suelo, porque
alguien despiadado es su dueño y, sobre todo, porque ese mismo dueño también lo
es de toda tierra árida que pisa cada trabajadora y trabajador de este mundo.
Toby:
He sido pobre toda la vida. También mis padres, y sus padres. Es como una
enfermedad... que se transmite de generación en generación. Se vuelve una
enfermedad. Infecta a todas las personas que uno conoce... pero no a mis hijos.
Ya no. Todo esto es de ellos ahora. Nunca maté a nadie en mi vida, pero si
quieres que comience contigo, adelante, viejo. A ver si puedes tomar la pistola
antes de que te vuele del porche. Diálogo de la película Comanchería
(2016).
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