Alien: una historia neocapitalista sobre terror, otredad y dominación en el Espacio

Alien: una historia neocapitalista sobre terror, otredad y dominación en el Espacio

El personaje de Rain (Cailee Spaeny) ve el sol de su planeta por primera vez. Fotograma de Alien Romulus.

Ayer pude ver Alien Romulus, la última película de la saga Alien, que vuelve a la esencia de las primeras historias. Después de su visionado, me es imposible no escribir este texto sobre las cuestiones filosóficas y sociológicas que plantea esta icónica saga de películas.

Alien Romulus ya nos lanza en sus primeros minutos un contexto de lo más interesante para la sociología, pues sus protagonistas viven en una colonia minera llamada Jackson’s Star, situada en un planeta inhóspito lleno de contaminación. Los dos padres de la protagonista, de nombre Rain, una joven esclava de aquella fronteriza mina, han muerto. Y ella, esperanzada por acabar los años que debía de empleo, pide a la administración del planeta que la libere. Sin embargo, la compañía Weyland-Yutani le niega tal petición por falta de personal.

Colonia Jackson’s Star. Fotograma de la película Alien Romulus.

Entonces surge una esperanza. Algunos jóvenes compañeros de Rain pretenden escapar a un planeta con mejores condiciones, el cual está a nueve años luz. Para ello, necesitan combustible que permita criogenizarse y viajar hasta allí, y han descubierto una gran nave en órbita que podría tenerlo. Sin embargo, no pueden hacerlo sin un androide de la compañía, los cuales tienen todos los permisos para acceder a las naves. Para suerte de todos, Rain cuida de Andy como si fuera su hermano, aunque este sea un androide defectuoso que el grupo necesita para poder huir de ese infierno alienante y neocapitalista.

Amanece en el planeta donde se situa la colonia Jackson’s Star. Fotograma de Alien Romulus.

Así, un grupo de jóvenes proletarios emprende un viaje sin retorno hacia el oscuro espacio. Estos jóvenes humanos huyen de la alienación impersonal del extractivismo capitalista y el trabajo esclavo para toparse con la alienación personificada en un xenomorfo, oscuro como el abismo.


La sociología detrás de la saga Alien

Fotograma de la película Alien Romulus.

La primera película de la saga Alien llega en 1979, dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Sigourney Weaver en el papel de Ellen Ripley. Después de este primer film, que aún deja ecos terroríficos entre el metal de una nave espacial y los pesados y lubricados pasos de un xenomorfo, vinieron tres secuelas más: Aliens (Cameron, 1986), Alien 3 (Fincher, 1992) y Alien Resurrection (Jeunet, 1997). Además, el fundador de la saga, Ridley Scott, aumentó el lore de este universo con dos películas un tanto diferentes, ya entradas en este siglo XXI: Prometheus (2012) y Alien Convenant (2017), donde se exploraban otras cuestiones filosóficas de este universo más a fondo, como la Inteligencia Artificial, el origen de los xenomorfos (los monstruosos aliens parásitos de la saga) o la existencia de otros extraterrestres inteligentes como los Ingenieros; una especie muy avanzada tecnológicamente y relacionada con el origen de los xenomorfos y los humanos.

La premisa de las películas de Alien, aunque con bastante diferencia entre las tres primeras y las dos últimas, gira principalmente sobre cómo los humanos tienen una lucha encarnizada para sobrevivir a los xenomorfos, principalmente en naves espaciales, donde estos parásitos infectan a uno o varios humanos y el clímax violento no tarda en aparecer. Ellen Ripley es la representante de la raza humana en estas historias (en las cuatro primeras), para dar paso a otras mujeres protagonistas en Prometheus, Alien Convenant o Alien Romulus que luchan encarnizadamente con los aliens.

Sigourney Weaver en el papel de Ellen Ripley en Alien (1979).

La apropiación del significado cultural sobre la saga Alien nos da una pista sobre lo que la película muestra. No olvidemos que la potencia del mensaje en el cine está en su atmósfera. Es decir, en su estética; en esa especie de historia subyacente que la subjetividad construye. Alien trata temáticas sociológicas como la sexualidad, la tecnología, la muerte, la maternidad, el sentido de la existencia, el ateísmo, el nihilismo, la falta de significado divino, el transhumanismo o la explotación capitalista. Pero todas estas dimensiones son vertebradas por una dimensión matriz: el conflicto.

“Las películas son refracciones en las que se hacen patentes las expectativas, los temores, las ensoñaciones o las pesadillas sobre distintas dinámicas sociales” (Arteaga, 2022).


Alien y el capitalismo imperialista

Fotograma de la película Aliens: el regreso. 

¿Tiene algo que ver el colonialismo en la saga Alien? Pues es posible que sí. En su texto Typecasting. On the Arts and Sciences of Human Inequality (2008), Ewen, S. y Ewen, E., sugieren cómo las películas van adaptándose a los diferentes conflictos y dimensiones sociales, así como a las luchas políticas. No olvidemos que los propios actores, directores, guionistas y demás profesionales de la industria cinematográfica están traspasados igualmente por las relaciones de producción capitalistas. Y, por tanto, aunque cambie el escenario del conflicto, muchas temáticas como la pobreza, la explotación, la segregación racial, la dominación sexual y de género, etc., que, por ejemplo, se habían defendido o criticado en el Western clásico, ahora se traspasan a la ciencia ficción, donde el conflicto en base racial o imperialista se puede ver representado hacia las guerras entre humanos e invasores extraterrestres; muchos incluso provenientes de imperios autoritarios y bélicos.

Alien tiene mucho de este poso sociológico, aunque la historia no sea directamente una invasión alienígena al uso. Lo cierto es que toda la saga gira alrededor de una humanidad futura que se ha expandido en una especie de neocapitalismo extractivo en la inmensidad del espacio. Y esa esquilmación y explotación de planetas, recursos, competencia armamentística y militar para sobreponerse unas compañías sobre otras acaba por toparse con un terrorífico parásito, que, lejos de ser aislado o eliminado, es visto como una potencial mercancía por la cual revalorizar y extraer capital. Y así es como muere el humano de Alien, devorado por dentro por esa génesis imperialista, insaciable y autodestructiva.


El yo, el otro y el alien

Xenomorfo acechando en Aliens: el regreso.

La palabra "alien" proviene del latín alienus, que significa "extranjero" o "extraño". En el latín clásico, alienus se utilizaba para referirse a algo o alguien que pertenecía a otra persona, era de otra parte o era extraño a uno mismo.

Con el tiempo, en inglés, alien se adoptó en el siglo XIV para describir a personas que no eran ciudadanos de un país o que eran extranjeros. Posteriormente, en el siglo XX, especialmente con el auge de la ciencia ficción, el término alien comenzó a ser utilizado para referirse a seres de otros planetas o extraterrestres.

Pero en la saga Alien, el extranjero o la otredad está directamente impregnado en la atmósfera: todo es un otro. Por ejemplo, las naves de Alien están revestidas de un metal frío y oscuro; la propia tecnología se nos presenta como un ente mismo. Aunque la tecnología sea más bien, como explicaría el sociólogo José Manuel Bobadilla, una propiedad innata de la humanidad, un apéndice de las capacidades adaptativas que tenemos y que canalizamos a través de la técnica y la supervivencia con el medio. Pero en Alien, la tecnología ha adquirido vida propia. Los modelos de Inteligencia Artificial instalados en cuerpos tecnobiológicos han creado androides indistinguibles de los humanos a nivel físico. Androides que trabajan para la omnipresente compañía Weyland-Yutani, una empresa que vertebra toda la trama de las sagas y es culpable de todo lo acontecido.

Fotograma de la película Alien (1979)

Así, las otredades imperan en estas películas: empresas omnipresentes, tecnología con conciencia o extraterrestres depredadores. La otredad, sin duda, es un concepto filosófico que se envuelve en la pulsión social del miedo a lo extraño. Tanto el extraño con apariencia idéntica, como el androide, o el ser extraño en su totalidad, el alien. En el texto Whose future? “Star Wars,” “Alien,” and “Blade Runner” (1998), Literature/Film Quarterly, Lev, P., argumenta que lo aterrador de esta saga no es que el xenomorfo asesine humanos, pues es un depredador, y eso es algo que hemos visto y sentido desde el inicio de nuestra especie. Aquí, el ingrediente terrorífico es que este depredador mata contaminando la propia esencia humana. El alien se introduce en el individuo humano, lo utiliza y lo desgarra desde sus propias vísceras, poniendo en entredicho que seamos el centro del universo, poniendo en entredicho nuestras propias creencias, asesinando a nuestro templo sagrado y corpóreo, sometiéndolo frente a un nihilismo desatado y voraz, que se recrea en el aislamiento del sordo espacio infinito.


Sexualidad y género en Alien

Fotograma de la Saga Alien donde Ellen Ripley es acorralada por un Xenomorfo.

Sin duda, la dimensión sexual impregna la saga Alien, siendo estos extraterrestres unos parásitos que violan la boca de los humanos para fecundarlos con su embrión parasitario. Que la protagonista deba enfrentarse a ese alien no es ninguna casualidad, pues el alien tiene a su vez un androginismo: es madre y a la vez padre, y se enfrenta a Ripley u otras mujeres que, aunque son también madres o pueden serlo, su comportamiento de género es totalmente masculino y transgresor. De hecho, Ripley es un personaje femenino construido sobre roles históricamente masculinos: el liderazgo, la capacidad de lucha y la racionalidad.

Rain siendo acorralada por un Xenomorfo en Alien Romulus

Sin embargo, puede existir otra lectura en la película, que se recrea en las escenas donde el alien amenaza con matar o violar a Ripley u otras protagonistas como Raines, personaje principal de la última entrega Alien Romulus, interpretada por Cailee Spaeny. Quizá haya aquí un subtexto de dominación masculina, donde las películas de alien se recrean inconscientemente frente al sufrimiento y el miedo de figuras femeninas y fuertes a ser, pese a lo descrito, violadas.


BIBLIOGRAFÍA:

Ewen, S. y Ewen, E. (2008). Typecasting. On the Arts and Sciences of Human Inequality. Nueva York: Seven Stories Press.

Lev, P. (1998). Whose future? “Star Wars,” “Alien,” and “Blade Runner”. Literature/Film Quarterly, 26(1), 30-37. https://sites.middlebury.edu/coldwarculture/files/2017/11/Lev_Whose_Future_Star_Wars_Alien_Blade_Runner.pdf

 

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