Los Goonies y la imaginación comunitaria: una lectura desde el postcapitalismo
Los Goonies y la imaginación comunitaria: una lectura desde el postcapitalismo
Los Goonies (1985) |
Richard Donner, encargado de películas como Superman (1978), Lady Halcón (1985), La profecía (1976) o la saga de Arma letal (1987), dirigió otra película que marcó a la generación de los 80 y 90 como es The Goonies (1985).
Esta película —basada en una historia original de Steven Spielberg— nos sitúa en los Muelles de Goon, un barrio ficticio del pueblo costero de Astoria, en el Estado de Oregón, donde vive el grupo de jóvenes a los que acompañaremos durante la aventura que se narra en The Goonies.
Mikey Walsh —interpretado por Sean Astin y más conocido por ser Sam Gamgee en la trilogía de El Señor de los Anillos— es el protagonista de este grupo atípico de jóvenes de clase trabajadora, junto a su hermano Brandon y sus amigos Data, Bocazas y Gordi. Durante la aventura se unirán a ellos dos chicas, Andy y Steff, y por último Sloth —quien pertenece al clan de los Fratelli y se convertirá en el mejor amigo de Gordi—.
Los Goonies, y ahora entraremos en la simbología y significado de este nombre, descubren en el desván de la casa de Mikey el mapa de Willy el Tuerto, un pirata que escondió un tesoro de valor incalculable en las costas de Astoria. Siguiendo los pasos del cazatesoros Chester Copperpot, el grupo inicia la búsqueda del tesoro con la esperanza de salvar su hogar, ubicado en los Muelles de Goon, amenazado por una empresa inmobiliaria que planea derribar el barrio para construir un campo de golf.
Así que la película nos sitúa en un contexto político y de lucha de clases, por un lado jóvenes raros, extraños, atípicos y de clase trabajadora que quieren luchar por defender su barrio, a sus familias y sus hogares, y por otro, la clase capitalista —representada por los empresarios inmobiliarios y la amenaza de la mafia de los Fratelli— que lo único que ansían es apoderarse de esa zona.
Identidad Goon
Goon, más allá de ser el nombre del barrio, es una palabra inglesa que sirve para describir a alguien como tonto, ingenuo o torpe. Esto permite entender el doble simbolismo que dicho término jugará a lo largo de la película: como insulto o desprecio hacia la gente de clase trabajadora y como identidad de grupo.
El grupo de jóvenes, autodenominados como Goonies, toman este nombre como seña de identidad. Pero no es una identidad adscrita a una nacionalidad, sino de pertenencia al barrio donde se han criado y a las relaciones sociales que han establecido desde que eran pequeños. Es decir, utilizan el propio insulto para despojar su efecto estigmatizante y reforzar así su ideal de vivir tal y como son, pues como Albert Cossery narra en su fantástica novela La violencia y la burla (1964), pocas cosas son tan efectivas contra el ataque del poder que la burla y la sátira (de esto la historia LGTBI sabe mucho).
Consecuentemente, no es el lugar, principalmente, aquello que te otorga la identidad o el sentimiento de pertenencia, sino lo que construyes en ese lugar (el barrio), las amistades y, sobre todo, el poder compartir el sentir y la lucha frente a las mismas condiciones materiales. De hecho, los Goonies viven bajo las mismas condiciones materiales de existencia: son familias de clase trabajadora que se han labrado un futuro, uno que ahora se ve amenazado por el capital en forma de especulación inmobiliaria (igual que todes nosotres en la actualidad, cuando no llegamos a fin de mes o no podemos pagar el alquiler).
A los Goonies los une un sentimiento basado en una realidad material común; ser un inadaptado de clase obrera en un lugar concreto, digamos que su conciencia es local, pero sin duda es mucho más postcapitalista y libre que la conciencia de “unión” que el cine norteamericano suele presentar bajo la bandera estadounidense.
Por tanto, Los Muelles de Goon y los Goonies se presentan como un espacio e identidad postcapitalista: un lugar donde la conciencia de clase, la amistad y las relaciones sociales construidas desde la ayuda mutua simbolizan la lucha y la resistencia frente a las fuerzas deshumanizadoras del capital. No todo está a la venta, y el realismo capitalista no es el horizonte definitivo.
Los Goonies: Manual de resistencia postcapitalista
Los Goonies (1985) |
Desde la sociología urbana, The Goonies puede leerse como una metáfora del desarraigo que produce la ya nombrada especulación inmobiliaria en comunidades trabajadoras
El conflicto central de la película no es únicamente una aventura infantil, sino la amenaza real de que el barrio sea derrumbado para construir un campo de golf, símbolo en este caso del avance del capital sobre los espacios de vida populares. Procesos como la gentrificación, la turistificación o la segregación sociespacial (la separación radical de las zonas de la ciudad por clases sociales) son acontecimientos del mismo tipo. Además, aunque la película no se plantea como un discurso político muy explícito, sí despliega un fuerte contenido axiológico: la defensa del hogar, de las redes de apoyo vecinal y de la pertenencia a una comunidad diversa de clase trabajadora con conciencia frente a las fuerzas deshumanizadoras del mercado capitalista.
Como os decíamos, los protagonistas proceden de familias trabajadoras diversas en lo social y lo étnico: Mikey y Brandon Walsh pertenecen a una familia blanca de clase obrera, Data es hijo de inmigrantes chinos, Bocazas tiene raíces italoamericanas y Gordi procede de una familia judía. Esa pluralidad, no tan habitual en el cine comercial de los años ochenta, refuerza la idea de que los Goonies encarnan una comunidad inclusiva que se construye a partir de la diferencia, algo que creemos muy destacable. Frente a las identidades rígidas, normativas y excluyentes representadas por los deportistas del instituto que acosan y se burlan de nuestro grupo de protagonistas adolescentes, los Goonies reivindican la amistad, la ayuda mutua y la solidaridad como valores esenciales, mostrando que la verdadera fuerza reside en los vínculos sociales.
La bso de Cindy Lauper
Los Goonies (1985) |
Cyndi Lauper, conocida por uno de sus temas más famosos, Girls Just Wanna Have Fun, cantó e interpretó la canción principal de esta película: The Goonies ‘R’ Good Enough (Los Goonies, lo suficientemente buenos). La letra empieza de la siguiente manera: Aquí estamos / aguantando la presión de la codicia y la tristeza / se rompe la cadena y entonces colapsamos / oh, no es real si no lo sientes… expectativas nunca expresadas / los ideales con los que solíamos jugar… finalmente han tomado forma para nosotros / lo que es suficientemente bueno para ti… es suficientemente bueno para mí.
Leída en clave postcapitalista, la canción puede interpretarse como un grito a la emancipación de las clases trabajadoras. “Aquí estamos, aguantando la presión de la codicia y la tristeza”: aguantamos la codicia del capitalismo, sus ansias de parasitarlo y mercantilizarlo todo, y la tristeza que eso genera en las personas y colectivos más vulnerables. Cada desahucio que se produce en la actualidad podría resumirse en esta frase.
La canción apela al sentir y a romper con la alienación. Si no sientes esa opresión, esa tristeza, no verás que hay un problema real. El capitalismo deshumaniza, desensibiliza y genera masas alienadas que, aun viendo los problemas, no sienten esa tristeza.
“Los ideales con los que solíamos jugar han tomado forma…” De pequeñas nos hablan de solidaridad, de la amistad, del compañerismo, de las relaciones sanas; pero todo esto se ve roto cuando nos hacemos adultos dentro del capitalismo. No obstante, los Goonies son un grupo aún joven que hacen bandera de esos valores como defensa y acción postcapitalista, haciendo aquello que los adultos son incapaces de imaginar. Rompen con el realismo capitalista teniendo presente que lo que es suficientemente bueno para ti, es suficientemente bueno para mí: no hay codicia, no hay ambición, no hay egoísmo, solo solidaridad, amistad, ayuda mutua y conciencia de clase.
Texto escrito por Jose Bobadilla y Álvaro Soler.
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