El eterno retorno de Nietzsche
El eterno retorno de Nietzsche
El uróboros simboliza el esfuerzo eterno, la lucha eterna, o el
esfuerzo inútil, la naturaleza cíclica de las cosas, el eterno retorno y otros
conceptos que vuelven a comenzar a pesar de las acciones para impedirlo.
Me gusta interpretar el concepto de Nietzsche del eterno retorno como una recomendación ética ¿Qué se supone que deberíamos hacer si un demonio nos condenara a vivir el mismo día una y otra vez?
Se me ocurren dos actitudes; caer
en la desidia, el miedo o la incertidumbre que nos provocaría vivir el mismo
día eternamente o aprovechar cada momento disfrutando, experimentando y conociéndonos
a nosotros mismos en el proceso.
Con la sociedad de consumo tengo la sensación de que esta recomendación ética de Nietzsche cobra una importancia mayúscula. Parece ser que nuestra vida es una continua y progresiva acumulación de experiencias consumidas que tienen que ser obligatoriamente diferentes.
De esta forma, cuando vamos de viaje algún lugar hacemos las fotos pertinentes, las subimos a las redes y puede que incluso disfrutemos del paisaje, del día… En definitiva, pasamos un buen rato, una buena experiencia, pero en muchas ocasiones no volvemos jamás ¿por qué? Creo que detrás de esto se encuentra la imposición de la sociedad de consumo y su lógica de cuanto más cantidad, más rápido y más rentable; mejor.
Además, existe otra premisa relacionada
la cual nos viene a decir: Si no haces fotos sobre donde has estado y los subes en redes
no cuenta, no es una experiencia válida pues los demás no han podido ver donde
te has ido de viaje, no han podido ver esa sonrisa que tenías disfrutando del
momento concreto, etc. Por tanto, esa experiencia no existe, no nos vale ya que
no se ha orquestado como una experiencia/producto.
Detrás de esta lógica se encuentra una manera
mercantilista hasta el extremo de comprender las vivencias. Exponemos nuestros
atributos: dinero, gustos, físico, aficiones, personalidad... a través de esa continua
exposición de fotos sobre lugares, cenas, planes, citas, encuentros... En
realidad, estamos confeccionando un perfecto escaparate de nuestra vida, un
escaparate comercial donde se venden nuestras experiencias a
cambio de la aceptación de los demás con el objetivo de reforzar nuestra
autoestima.
Tal cosa conduce a no vivir los
lugares sino a consumirlos, a no entendernos a nosotros mismos sino a someternos en muchas ocasiones a la opinión ajena, algo que paradójicamente crea una
dependencia personal sobre nuestro entorno y la visión que tienen de nosotros mismos
los demás.
Así que mi consejo es que volváis a cada uno de esos sitios/momento/lugares/experiencias donde más a gusto os habéis encontrado y que disfrutéis del lugar y las sensaciones no como si fueran efímeras sino como si se fueran a repetir eternamente.
El eterno retorno es una concepción filosófica del tiempo postulada en forma escrita por primera vez en Occidente por el estoicismo que planteaba una repetición del mundo en donde este se extinguía para volver a crearse.
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