LA CUMBRE DE LOS DIOSES: UNA PELÍCULA SOBRE EL CAMINO DE LA VIDA

 

Foto promocional de LE SOMMET DES DIEUX, conocida en castellano como LA CUMBRE DE LOS DIOSES. Fuente: Filmaffinity

¿Por qué nos esforzamos? ¿Por qué seguimos adelante para lograr objetivos que muchas veces son inalcanzables? ¿Tiene sentido el esfuerzo y el tiempo empleado en lo que me he propuesto?

Estas cuestiones son preguntas que me hago frecuentemente mientras escribo o dedico tiempo a realizar material de divulgación ¿Cuál es el objetivo real? ¿lo hago por mi o por los demás? ¿por qué me obsesiona en ocasiones?

Con el paso de estos primeros años me he dado cuenta que al acto de escribir, por lo menos desde mi punto de vista existencial e individual, solo puedo comprenderlo como un proceso sin final ni sentido. Sin embargo, es esto mismo lo que paradójicamente le da sentido. Para mí, que soy defensor del absurdismo de Camus, no hay mayor reto, temor y, a la vez, libertad, que poder dotar de sentido al absurdo de la vida. Para mi persona, es el acto de escribir el que marca un camino sin meta que me llevará finalmente al fin de la vida, como a todos y todas irremediablemente. La escritura es mi compañera de viaje.

Esta breve reflexión personal viene motivada por una película de bellísima realización visual, un film animado llamado La Cumbre de los Dioses. Esta historia nos traslada al corazón del alpinismo y de los escaladores de cumbres, aquellas personas que con un afán un tanto suicida consagran su vida a las cimas más altas de nuestro planeta.


Es Fukamachi, un intrépido reportero y periodista el protagonista de dicho relato. Este reportero japonés encuentra en Katmandú, Nepal, una cámara que posiblemente sea de George Mallory, un histórico montañista que desapareció subiendo al Everest en uno de los primeros intentos de encumbrarlo, del cual no se logró nunca saber si consiguió ser el primer hombre en llegar a la cima a pesar de su muerte. La mera posibilidad de descubrirlo motiva a Fukamachi a intentar conseguir la cámara de nuevo, ya que al inicio de la película se la ofrecen, pero él, escéptico, no le da importancia a dicho objeto.

Su persistente búsqueda le une irremediablemente a un escalador llamado Habu Joji, un prodigio de la escalada con una historia de vida turbulenta, ligada a su carácter difícil y su obsesión por el alpinismo.

Ha sido una grata sorpresa esta película que recomiendo fervientemente. Un canto al existencialismo y al coraje humano por darle sentido a una vida que no la tiene, una oda dirigida al camino de la vida que es inexorable, pero que algunas personas se empeñan en caminar hacia arriba, muy alto, donde lo individual es opacado por la multitud, por el extenso paisaje de las cumbres, por lo social y por lo que percibimos como divino al ver un atisbo de lo poco que somos en la inmensidad de lo colectivo.



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