La incertidumbre en la vida líquida: reto para la democracia y oportunidad para la ultraderecha

 

La incertidumbre en la vida líquida: reto para la democracia y oportunidad para la ultraderecha



Portada: Fuente: Pixabay


El sociólogo Zygmunt Bauman realizó un profundo análisis sobre la sociedad de consumo y sus efectos en la vida de los ciudadanos y ciudadanas. En su obra, Bauman usa el término de modernidad líquida para hacer referencia a la etapa actual de la sociedad donde:

“las condiciones de actuación de sus miembros cambian antes de que las formas de actuar se consoliden como hábitos y en una rutina determinada” (Bauman, Vida Líquida, p.9).

De esta manera, la modernidad líquida de Bauman sumerge al individuo en una manera de vivir que el propio sociólogo denomina como vida líquidaEn este contexto, Bauman hace referencia a que la modernidad líquida conduce inevitablemente a una incertidumbre vitalEn la sociedad actual, todas las acciones o estrategias que alguien se plantea enfocadas hacia el futuro envejecen con rapidez y siempre están sometidas al fantasma de quedar obsoletasSe vive rápido, se tiene que estar a la moda, formándose constantemente, aprendiendo idiomas, cambiando de trabajo, de ciudad, de amistades y de relaciones sentimentales. La vida se diluye como agua entre las manos; una vida líquida.

 

La educación en la vida líquida

“Para un año, plantad cereales. Para una década plantad árboles. Para una vida, formad y educar a la gente”. Proverbio chino, Vida líquida (2016), p.157.

En el contexto de aceleración continua de los procesos sociales y vitales de la modernidad líquida, la educación y el aprendizaje se han convertido en una carrera sin meta. Para que alguien sea de utilidad social y no se vea rechazado tiene que correrla, aunque sea una carrera que no se pueda ganar. En realidad, es una carrera que directamente no tiene fin.

De este modo, la constante obligación de formación y aprendizaje obliga a las personas a realizar un gran número de elecciones de manera rápida y acelerada como en ninguna otra época se había obligado hacer: elegir carrera universitaria o formación profesional, optativas, másteres, tesis, doctorados, cursos laborales, idiomas… la elección siempre es infinita y la obligación de hacerla es notable, pues si no, se condena a la persona a quedarse rezagada. Por tanto, a no poder competir, a quedarse sin trabajo, a ser un parado de larga duración… es decir, a ser una víctima de la exclusión social.

Zygmunt Bauman reflexionando sobre la educación líquida

Así pues, en la actualidad el humano se ha convertido en el homo eligens- “hombre elector”. Hoy en día, este contexto de incertidumbre tan acentuado provoca, que, al no haber reglas preestablecidas, toda la responsabilidad de los efectos adversos de las decisiones recaiga sobre los hombros del individuo.

Siguiendo esta lógica planteada, Bauman se pregunta en su obra Vida Líquida: ¿De qué forma puede afectar esto al ámbito de la educación? El pensador polaco contesta a dicha cuestión a través de Jacek Wojciechowski, el director de una revista polaca dedicada a la profesión académica: 

“Hubo un tiempo que un título universitario servía de salvoconducto para la práctica de una profesión hasta la jubilación, pero eso ya es historia. Hoy en día, uno ha de renovar constantemente sus conocimientos e, incluso, cambiar su profesión si no quiere ver reducidos sus esfuerzos para ganarse la vida”. Jacek Wojciechowski, Vida Líquida (2016). P.159.

Asimismo, la reflexión planteada en el párrafo de arriba muestra una problemática muy grave; el peligro constante de la ignorancia. Es decir, si siempre se está exigiendo que se aprenda y se eleva el proceso de aprendizaje a niveles competitivos máximos, esto propiciará que las personas siempre tengan el peligro constante de quedarse obsoletas en términos de conocimiento. El hecho de no saber sobre el último avance técnico, la última nueva tecnología o el último método de aprendizaje hará que surja el inminente peligro de convertirse en ignorantes.

Este contexto propicia el surgimiento de toda una gama de vendedores/estafadores de métodos mágicos de aprendizaje con eslóganes similares a “¿quieres aprender un idioma en tan solo un mes? Todo tipo de cursillos de formación mágicos se presentan a través de la publicidad masiva, aprovechando este entorno social de constante incertidumbre y peligro de ignorancia. Algo que muchas veces hace que las personas en la modernidad líquida sean presas fáciles del engaño.


Zygmunt Bauman. Autor: Forumilfest. Fuente: Wikimedia Commos. Licencia: CC-BY-3.0


La desigualdad social y la educación en la Vida líquida

De esta forma, todo lo descrito en el apartado anterior está relacionado con un proceso de comercialización de la vida y, esto, incumbe también al ámbito educativo.

Se supone que la educación tiene que ser un derecho fundamental. Además, las instituciones escolares deberían ser lugares que ayudaran a garantizar la igualdad de oportunidades entre diferentes clases sociales. No obstante, al someter la educación a las lógicas económicas neoliberales y de la sociedad de consumo, en lugar de fomentar la igualdad de oportunidades la escuela se ha convertido en una institución que profundiza las divisiones sociales.

Como el propio Zygmunt Bauman afirma:

“El mercado de la enseñanza, lejos de atenuar la desigualdad, la intensificará y multiplicará sus consecuencias y efectos secundarios sociales más potencialmente catastróficos. Para evitar ese desastre, se hace inevitable algún tipo de intervención política”. Zygmunt Bauman, Vida líquida (2016), p.160.

En definitiva, la nueva sociedad del conocimiento y el aprendizaje puede resultar una sociedad cada vez más desigual si no se toman medidas para garantizar una educación pública, accesible y de calidad.


Autor: Convención Interamericana de Derechos Humanos. 26 de abril de 2018. Fuente: Flickr. Licencia: (CC BY 2.0).


El fracaso en la vida líquida

Los recursos humanos como disciplina siempre se han utilizado como principal ámbito moderno para la detección y selección de actitudes laborales de los empleados y empleadas. Sin embargo, en la actualidad se hace casi imposible predecir cuales son las tendencias o los nuevos saberes que va a exigir el mercado. A causa de la volatilidad de la información y la competencia a escala global, anticiparse a lo que dictará el mercado como la nueva ventaja competitiva en términos de educación o aprendizaje resulta imposible.

Además, existe un proceso por el cual se ha supeditado el ámbito personal e identitario con el ámbito de esta necesidad constante de actualización educativa. Esto se ha realizado sobre todo a través de la noción de fracaso. Es decir, si no se está al día y no se estudia lo que el mercado exige o no se consigue seguir el aprendizaje al ritmo que se marca acabas fracasando. Un fracaso que recae de forma individual en las personas, un fracaso que se traduce en frustración, esperanzas truncadas y una sensación de vida desperdiciada.

De esta manera, el contexto descrito presenta un estado-nación que cada vez más se desvincula de su responsabilidad democrática de garantizar una educación igualitaria y accesible para todo el mundo.

Asimismo, por si esto fuera poco, también se fomentan unas relaciones entre trabajador-empresa donde el fracaso es siempre dirigido al primero. Todos los efectos negativos de una “mala educación/formación/aprendizaje” dentro de la modernidad líquida y el neoliberalismo recaen sobre el trabajador o la trabajadora.


David Yerga, 25 de diciembre de 2008. Fuente: flickr. Licencia: (CC BY-NC 2.0)

Dominación y empoderamiento ciudadano en la vida líquida

El término del sociólogo francés Pierre Bourdieu política de la precarización, se puede entender como un conjunto de tácticas y argucias enfocadas a provocar que el individuo se vuelva inseguro y débil, causando que sea más controlable por las estructuras de dominación.

Según Bauman, esto se observa en la modernidad líquida. Además, es algo muy negativo para el empoderamiento democrático de la ciudadanía. Para el alemán, ser un ciudadano o ciudadana empoderada significa:

“Ser capaz de elegir y de actuar de manera efectiva conforme las elecciones realizadas, lo que, a su vez, supone la capacidad de influir en la amplitud de opciones disponibles y en los contextos sociales en los que se eligen y se materializan tales opciones”. Zygmunt Bauman, Vida Líquida (2016), p.165.

De esta forma, el empoderamiento democrático de la ciudadanía resulta altamente dificultoso en la modernidad líquida. Pues los factores que generan incertidumbre e imprevisibilidad en la vida actual son innumerables. Una de las mayores herramientas para mejorar la democracia es garantizar una educación de calidad. En este caso, también una educación en materia política y ciudadana. 

En la actualidad, casi todas las personas se encuentran obsoletas en algún campo tecnológico, comunicativo, teórico, práctico… es imposible estar al cien por cien de la exigencia exigida por el mercado neoliberalNo obstante, esta misma sensación tienen muchos ciudadanos y ciudadanas en cuanto se habla de ponerse al día con los acontecimiento políticos y sociales. En el libro Vida liquida de Zygmunt Bauman, el sociólogo polaco aporta unos datos cierto interesantes:

Según una encuesta del New York Times el 42% de la población de Estados Unidos creía que Sadam Husein era responsable de los atentados del 11 de septiembre. La CBS publicó un sondeo según el cual el 55% de los estadounidenses creían que Sadam Husein prestaba apoyo directo Al Qaeda. Según otra encuesta del Knight Ridder/Princeton Researchel 44% de la muestra encuestada de norteamericanos pensaba que los aviones del 11 de septiembre fueron secuestrados por iraquíes (Bauman, 2016).

Posteriormente, esto sirvió para vender el relato de que Irak tenía armas de destrucción masiva y así justificar su invasión por parte de Estados Unidos. Dos años después del 11 de septiembre, el 70 % de la población aún seguía creyendo en la culpabilidad de los iraquíes sobre el atentado de las torres gemelas, algo que se acabó probando como falso.

De este modo, lo descrito en el párrafo anterior muestra como en esta modernidad líquida existen segmentos de la población como gobiernos u otros agentes sociales de gran influencia que, sirviéndose de los medios de comunicación, han aprovechado los contextos de incertidumbre generando desinformación en beneficio propio. El resultado de esto ha sido un debilitamiento de la democracia.

Se supone que el acceso a una educación pública igualitaria y de calidad, así como el acceso a información veraz deben ser derechos fundamentales para el funcionamiento de una democracia. Además, las instituciones escolares deberían ser lugares que ayudaran a garantizar la igualdad de oportunidades entre diferentes clases sociales.

Por otro lado, los medios de comunicación deberían seguir ciertos códigos éticos y no formar parte de campañas intencionadas de desinformación a escala nacional e incluso global.

Así pues, al someter tanto a la educación como al periodismo a las lógicas económicas neoliberales y de la sociedad de consumo, en lugar de fomentar la igualdad de oportunidades la escuela se ha convertido en una institución que profundiza las divisiones sociales.

Por tanto, la nueva sociedad del conocimiento y el aprendizaje puede resultar una sociedad cada vez más desigual si no se toman medidas para garantizar una educación pública, accesible y de calidad y unos medios de comunicación éticamente comprometidos.

Imágenes de la Guerra de Irak que involucró a Estado Unidos e Irak. El país norteamericano inició el conflicto con el pretexto de que Irak poseía armas de destrucción masiva. En la actualidad, no se ha encontrado ninguna evidencia de esto, además, diversas investigaciones apuntan a que este pretexto inventado fue una estrategia estadounidense para hacerse con los recursos de petróleo del país asiático. Fuente: Wikipedia.

Frente a la incertidumbre y la desinformación, la democracia se diluye sobre el miedo y la parálisis que estas provocan. Como el sociólogo Pierre Bourdieu afirmaba:

“La persona que no tiene control sobre el presente no se plantea siquiera controlar el futuro” Pierre Bourdieu, citado en Vida Líquida (2016), p.169.

En definitiva, la ignorancia, el miedo y la desinformación son elementos indispensables que se transmiten hoy en día a través de los medios de comunicación. Así pues, como las personas desconocen lo que les puede suceder, lo que ocurre es que no tienen capacidad para decidir lo que va a ser mejor para ellos como individuos y como sociedad. Por ende, el empoderamiento de la ciudadanía en la modernidad líquida se ve cada vez más débil.

Estas grandes cantidades de ignorancia e incertidumbre generalizadas son gratamente recibidas por las clases políticas y económicas, pues son un contexto favorable para ejercer la dominación. Como afirma Bauman:

“La ignorancia política se perpetúa a sí misma y, junto con la inactividad, constituye un material excelente con el que trenzar la cuerda que tan útil les resulta a quienes desean ahogar la voz de la democracia o atarla de pies y manos”. Zygmunt Bauman, Vida líquida (2016), p.169.


La ultraderecha y la incertidumbre

La ultraderecha ha sabido leer perfectamente estas tesituras de inseguridad e incertidumbre vital que rodean a la sociedad actual y a la denominada vida líquida de Bauman.

Se supone que la política tiene como objetivo llegar a consensos respecto a problemáticas o retos que la sociedad debe afrontar de manera colectiva. De esta forma, ejemplo de estos retos o problemáticas podrían ser: la crisis medioambiental, el paro juvenil, la crisis de los cuidados, la precariedad laboral, la exclusión social, la generación y redistribución justa de la riqueza, y un largo etcétera.

Es cierto que estos temas se han visto plasmados en multitud de ocasiones por parte de partidos políticos de diversa índole: liberales, socialistas, comunistas, socialdemócratas e incluso conservadores.

No obstante, la ultraderecha tiene una estrategia muy diferente en cuanto afrontar estas problemáticas. Muchas veces las ignora o les da menos importancia de la que tienen. Un ejemplo claro es la manera en la que enfocan la problemática del cambio climático; en repetidas ocasiones la mayoría de partidos ultraderechistas han repetido el mismo discurso frente a la emergencia climática, han argumentado que el problema no era de tal gravedad y, también, que el cambio climático pertenece a un proceso natural terrestre en el cual la acción del hombre poco puede hacer.

Este sería un ejemplo de cómo desviar, ignorar o restar importancia a retos políticos mayúsculos. Sin embargo, la ultraderecha también usa la incertidumbre para inventar o magnificar problemáticas con la intención de generar miedo, aumentar esta misma inseguridad y, así, vender en su relato una solución.

De esta manera, el concepto de antipolítica se presenta fundamental para entender esta estrategia política y su relación con la incertidumbre, la desinformación, el desconcierto y, en general, el engaño.

La incertidumbre como consecuencia de la modernidad líquida.
Fuente: Pixabay

Por tanto, la antipolítica es un término clave para entender discursos políticos como el trumpismo, con su máxima expresión en España en la presidenta de Madrid Isabel Díaz Ayuso o en la ultraderecha representada en Vox. Los discursos políticos de estos partidos desvirtúan la política convencional, se alejan de la realidad y de la ética política.

En España, los discursos electorales por parte del PP de Ayuso y Vox no profundizan y en muchas ocasiones ni nombran las problemáticas relacionadas con la sanidad pública, la educación pública, el paro estructural, la desigualdad social, la crisis climática, la crisis de los cuidados, la crisis de la vivienda, el paro juvenil...

Por el contrario, hacen referencia a otras problemáticas irreales que usan para fomentar la confrontación, el odio, aumentar la incertidumbre, el miedo y fomentar la toma de decisiones irracionales por parte del electorado político

¿Ejemplo de esto? El debate de los MENAS a escala nacional y que Vox (partido ultraderechista español) ha usado como piedra angular de su discurso electoral en las recientes elecciones madrileñas. Vox ha esgrimido el discurso del odio y del miedo hacia esta minoría.

En la Comunidad de Madrid que cuenta con 7 millones de habitantes no llegan a 300 personas los menores extranjeros no tutelados. Sin embargo, se plantea un debate inexistente y se fomenta toda una campaña electoral basada en una supuesta problemática que gira en torno a este colectivo y la inseguridad que según Vox ocasionan en la población.

Por otro lado, se usan otros debates también inexistentes, se habla constantemente de "amenazas" al más puro estilo del fascismo del siglo XX: comunismo, dictadura progre,  terrorismo de ETA, okupas. Amenazas irreales.

Paradójicamente, como multitud de informes europeos e internacionales advierten. En la actualidad, el mayor peligro para la seguridad de la ciudadanía occidental es el terrorismo de ultraderecha, más peligroso incluso que el terrorismo yihadista.

En sus discursos también se pone en entre dicho la existencia de la violencia de género, llamándola violencia intrafamiliar y negando su existencia, una violencia estructural que ha matado en los últimos años a más de mil mujeres en España y a miles en todo el mundo.

Además, en España es bastante común observar el argumento del peligro de que se instaure una dictadura comunista. Otra mentira fácilmente desmontable. En la actualidad, vivimos en un mundo globalizado y capitalista, incluso los países históricamente comunistas como China y Rusia han adoptado (cada uno con su idiosincrasia) el capitalismo. Los países socialistas/comunistas son residuales. Concretamente en España, los partidos más importantes de izquierda son abiertamente democráticos y pacíficos, cabe señalar que son los partidos precisamente de ultraderecha como Vox los que han alentado alguna que otra vez lo conveniente que sería dar un golpe estado.

¿Qué indica esto? Que las campañas electorales de la ultraderecha se basan en el miedo, en la mentira y en vender una falsa seguridad. Como la realidad no es tal, deben forzar contextos de conflicto para vender su discurso: señalando, estigmatizando, buscando confrontación y mintiendo.

La extrema derecha se alimenta del miedo, de la incertidumbre, de la violencia, de la irracionalidad y de la incomprensión. Rechaza la integración y utiliza el odio para generar miedo y, así, a través de la inseguridad y la crispación, obtener votos.

En definitiva, denigra la política, huye de los problemas reales de la gente, inventa problemáticas inexistentes, fomenta el miedo, la inseguridad, gobierna para unos pocos a costa de la convivencia de los demás. Son la antipolítica y han venido a destruir la política.

"Para tener contento a un esclavo es necesario que no piense. Es necesario oscurecer su visión moral y mental y, siempre que sea posible, aniquilar el poder de la razón". Frederick Douglass citado por Carl Sagan en su obra El mundo y sus demonios.

Biografía:

Vida Líquida, Zygmunt Bauman (2006). Editorial Austral.

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